domingo, 15 de septiembre de 2013

su realismo



lo que busca cada cual
en el viaje azul o rojo y dorado
pero nunca neutro
por su mar sanguíneo
para ser único y raro como un sol frío
y evitar el molde de la marabunta

se dibuja cada día
y cada noche se redibuja
en trazos de caléndula
de pétalos aguamarinos
y lluvia de agujas
como recuerdo de la tarde

las lesiones de la búsqueda
pintan su cara en su cabeza
de espantapájaros de esquina
y modelan sus manos
aprendices de gaviota

el tiempo blando
nunca es suficiente
y la obra tímida
es el cadáver que deja
como herencia inservible

la vida es
huir de la mente disecada
la vida no es
su realismo petrificado

más allá de la piel



y en la piel
una lágrima
estalla en mil cuchillas
y sangran
velos azules

y el soplo del río
te ata con sogas de agua
y tu pulso late en un oficio
inventado por el diablo

la piel se pierde
en los agujeros negros
antes de encontrar
el astro microscópico
y el ángulo virgen

la belleza blanca
diamante o esmeralda
orilla del aire
que no alcanzas
ni al galope de tu unicornio

viajero emocional
perdido
cuando la piel
es la última frontera

la vida palpita



la vida palpita al ritmo del viento
como la cometa temblorosa
al final de la cuerda
que sujeta la mano de un niño

la vida palpita al ritmo del agua
como el barco contra las olas
incansable el avance
que no alcanza el horizonte

la vida palpita al ritmo de la tierra
como el volcán urgente
inesperado y furioso
abrasando el tiempo

la vida palpita al ritmo de las estrellas
como el tren que nos lleva
sin carril
sin billete
sin destino