domingo, 18 de marzo de 2012

un día de cuantos


resucito cada mañana
en un mundo de látex acolchado
y observo mi campo vectorial
mientras desde el techo me miran
cinco ojos de bajo consumo

con una rodilla como un sándwich
mi pierna parece una pata defectuosa
de un mueble mal montado
pero ya no admite devolución
se ha pasado el plazo

tras un cuerpo a cuerpo
con el gel de ducha
cien por cien libre de parabenos
y un café encapsulado
salgo al día con la esperanza
de que no sea una fotocopia de ayer

entre conversaciones móviles
y llamadas y miradas perdidas
descargo la mañana
con una lectura suelta
en el libro sin papel

y con una escritura agarrada por los pelos
con mis dedos bolígrafo
por un milagro del táctil cristal
termino la tarde tarde

con el propósito antioxidante
de no escuchar bocas huecas
huyo de la pantalla de las mentes planas
para poder anochecer
sin heridas de consideración

metido en el sobre
como una carta para enviar mañana
leo un capítulo de mi libro de turno
y capitulo
y me muero de sueño



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